miércoles, 2 de septiembre de 2009

Un día de agosto

Una reseña crítica, de tu vida (un solo tú distinto, los demás sin rumbo) o de la mía, no me importa mientras pueda hablar como con un ¿amigo?, no, con un amante, no, tampoco es eso, son sólo momentos en paz que a ratos devienen en vulgaridad, pero esto sucede las menos.
¿El resultado? El gusto sin ansias, la falta de responsabilidades y el exceso de sueño ¿El corazón? No me preguntes dónde lo he puesto o en dónde lo he dejado, lo que no termino de perder es la razón y lo inferior; pero aprendo de nada y me conduce al ¿qué importa? No DRAMA, no lágrimas ni telenovela en suspenso. Sólo mi cuerpo, ahí donde te dejo estar, donde me puedes besar y me haces reír, me abrazas para dormir y no me pides más, incluso podría apostar que si te lo ofreciera huirías.
Repetir tu nombre por el gusto de hacerlo, por el sonido y hacerte reír, por la misma razón. Por tus ojos... Dejarme ir por la etapa de la vigilia y no volver hasta que sea hora de partir, de aterrizar, dejarme besar y hundir mis manos en tu cabello. Sin preguntas ni promesas.

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