jueves, 14 de abril de 2011

Sonámbulos

Son 5 minutos en que te crees omnipotente, todos tus sentidos se despiertan y dentro comienza la revolución que corre desde el corazón hasta el vientre, pareciera que todo puede pasar una vez más, las sonrisas, las miradas, los coqueteos y los susurros...

El remolino me lleva otra vez al primer roce, a tu mano firme acariciando la mía en la oscuridad, recreandose con cada surco de mi piel, a tus dedos largos sobre mi pierna derecha, con tu otra mano buscando la piel de mi cintura, finalmente el principio de todo, un beso estallando en mis labios, con las ganas revoloteando en mi estómago y mi piel pidiendo más, tus manos en mi cuello y mi abdomen, revolviéndonos en un espiral de sensaciones, olvidando el secreto en los ojos de alguien más. Después... después el silencio con el deseo latente.

Las palabras buscando respuestas, atisbos de inteligencia y deseo; hablando sin pudor de una magia oculta, oscura y perversa que sólo existe para algunos y promete como los primeros acordes de "I me mine". Los ojos se encontraban y rehuian trazando el camino que los dedos y la lengua deseaban recorrer sin temores ni contradicciones, con la luz apagada y el alma incendiada.

Después la sensación de libertad y la promesa de otros encuentros, otros besos y alguna incertidumbre, compartir magia y fuego, sin pensar en consecuencias.

Al final el silencio sínico, el saber que nos conocimos a destiempo o reconocer que fue el tiempo adecuado pero no supimos mantener, no quisimos que fueran más de 5 minutos y mi cobardía le ganó a mi deseo, mientras tu pasado no te dejó continuar, tu estúpida sensatez te mató la curiosidad hacia el alma gitana recién descubierta.

Ahora mi piel y todos mis sentidos conspiran por volver a sentirte, por obtener un boleto más a la montaña rusa. Por mi parte aún están las ganas, el deseo, la disposición a huir, de emprender el vuelo y experimentar, contigo y a través de ti. Pero si el destino o tu deseo no conspiran no hay manera de concertar otra cita, de terminar el descubrimiento, cerrar la tumba y partir...