lunes, 14 de septiembre de 2009

Perdida

¿Cómo pasó? Se supone que estaba a salvo de un amor, del dolor o el desencanto, eras sólo mi refugio cuando el mundo me quería devorar. No me importaba verte perdido en otros brazos, porque sabía lo momentáneo que era, guardaba una sonrisa para mí sabiendo que a solas me regalabas un "tú" distinto, me salvabas de perderme y ponías esa sonrisa que yo adoraba hasta la perdición.

Me dabas paz mientras acariciabas mi espalda sin prisa, besabas mi piel y no pedías más, no pretendías llegar al fondo de mí, ni siquiera te importaba que seguía o que nos precedía, a mí tampoco me importaba, sostuve hasta el final que no buscaba un novio, ni la relación "perfecta" de la que venía sobreviviendo, simplemente a TI, tu espalda, esa sonrisa y los ojos tan tiernos con que a veces me deseabas, así como tu estúpido "verbo" en el que no siempre creía, pero me hacía reír.

Finalmente comprendía lo que podía ofrecerte y lo que nunca podría darte, tambíén sabía que no me gustaba lidiar con la situación a veces, anoche decidí que no tenía porque hacerlo, hoy te besaría con tanto placer y después me despediría para no volver más, para arreglar mis obligaciones, mi cabeza y eso que llaman corazón. Pero tomé tarde la decisión, hoy mi alma saltó de nuevo al vacío cuando vio la ternura con que la abrazaste después de esperarla media hora, cuando ya habías cancelado la cita que teníamos tú y yo.

Entiendo que el encanto se me ha acabado y el juego llegó a su fin, pero mi ego está sufriendo porque uno de mis caprichos se volvió en mi contra, tomando el control de algo que yo sabía perdido, algunas veces incómodo y las más irremediablemente prohíbido.

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